San Cristóbal Patrono de los Chóferes y conductores

San Cristóbal

Fecha conmemorativa 25 de julio

El pagano Réprobo procedía de Caná y tenía la constitución de un gigante. Cómo era indómito y altivo, deseaba servir sólo al señor más poderoso de la tierra. Emprendió el viaje y llegó hasta el palacio de un gran Rey que reinaba sobre un numeroso pueblo. Este Rey necesitaba los servicios del recio caballero y le hacía toda clase de honores. Durante un banquete, sin embargo, se presentó un bardo y, acompañándose con lira, entonó diversas canciones, una de las cuales trataba del poder de Satanás, Réprobo vio que el Rey se santiguaba y le preguntó qué significaba aquello, la señal de la Cruz asistía contra Satanás, respondió aquel: ¿ Entonces temes a alguien más poderoso que tú? Replicó Réprobo. En tal caso he de abandonarte. Y partió hacia tierras salvajes en busca de Satanás. En una noche de tormenta le salieron al encuentro doce osados caballeros en sus monturas, entre ellos uno montado en su corcel negro, con armadura negra. Este le dijo: Yo soy aquel que buscas. Y Réprobo entró a su servicio.

En una ocasión iban por un camino donde se encontraba una sencilla cruz, entonces Satanás emprendió la huida con su hueste, dando con caballos, una gran vuelta para evitar el lugar. ¿ Porqué has huido ante este signo? Preguntó Réprobo, respondió Satanás: hubo una vez un tal Cristo, a quien clavaron en la Cruz. Siempre que lo veo, el miedo se apodera de mi. ¡ Entonces tú no eres el más poderoso, dijo Réprobo. Iré en busca de este Cristo!

En vano anduvo por el camino mucho tiempo, hasta que un día encontró a un ermitaño junto a un río. Éste le reveló que el Rey a quien buscaba exigía de sus servidores, ante todo el ayuno, la oración y las buenas obras. Constrúyete aquí una choza y llévate a los viajeros a la otra orilla, dijo Réprobo.

Y este hizo lo que le dijo el ermitaño, de modo que día y noche cruzaba el río, con los caminantes a cuestas.

Un atardecer oyó, que un niño lo llamaba. Se levantó y se puso al niño sobre los hombros y lo llevó entre las olas. El agua iba subiendo de nivel y la carga se hacía cada vez más pesada.

El portador empezó a sentir miedo y dijo. Niño, pesas tanto, como si yo llevara todo el mundo sobre los hombros.

Pero él Niño replicó. No solo llevas el mundo sobre tus hombros, sino también aquel que lo creó. En adelante te llamaras Cristóbal el portador de Cristo. Para que me creas, clava tu cayado en el suelo, junto a tu choza y mañana observa lo que ha ocurrido. Y dicho esto, el niño desapareció.

Réprobo hizo lo que le había mandado el niño y a la mañana siguiente halló su cayado convertido en un árbol. Se llamó en adelante Cristóbal, y según calculaba San Ambrosio, convirtió a cuarenta y ocho mil personas.

Según documento del siglo XVIII, la primera ermita levantada en el cerro Chapultepec dedicada a San Cristóbal la realizaron los primeros pobladores, quienes colocaron en ella una imagen a pincel del santo.

El templo de San Cristóbal fue escenario de importancia dentro de las luchas armadas que sacudieron al estado, en los cuales jugó el papel de cuartel y fortaleza.

Asimismo, durante un año con profunda fe y alegría la Junta de Chóferes de San Cristóbal de las Casas, preparó como herencia de sus antepasados festejar a su patrono, fiesta que inician con la novena de rezos.

Días antes de eta fecha esperada los conductores realizan el tradicional anuncio de los festejos del patrono, adornan sus automotores con flores naturales, globos, bandas de música, cohetes y bombas; en sus rostros se nota la felicidad de llegar a saludar y recibir la bendición de parte de los sacerdotes que se encuentran en el cerrito, donde está la catedral.

Se han producido muchos cambios en años anteriores los conductores se reunían en el Parque Central, avanzando por la Calle Guadalupe Victoria, pasaba tocando claxon por el famosos Puente Blanco, seguían por donde ahora está el Teatro de la Ciudad, Boulevard, se enfilaban hacia el templo principal.

¿Sabias qué …?

San Cristóbal Mártir es el patrón de los choferes, automovilistas y conductores, así como protector de los viajeros,

San Cristobalito

Has que el automóvil sea un medio de transporte del amor y la grandeza del Señor sobre la tierra, tal como fue inspirado por el Espíritu Santo para beneficio de la humanidad.

Enséñame cómo debo guiar el automóvil para trasladar a mi familia y mis semejantes y no permitas que por correr olvide la belleza y el amor con que Dios ha creado la vida

Amén.

san-cristobal

Oración del Automovilista

San Cristóbal, tú que fuiste elegido para cargar o transportar a Cristo, intercede por mi para que al conducir mi automóvil, lo haga con la mano firme, con la vista alerta para que nadie sufra un atropello cuando yo pase.

Haz que yo respete los derechos y la vida misma de los que viajan conmigo o transitan por mi paso.

Enséñame cómo debo guiar el automóvil para proteger a los otros y no permitas que por correr olvide la belleza y el amor en que Dios ha creado la vida.

Amén.

Oración del chofer

San Cristóbal, por tú señor Jesús y la Santa Cruz, dame mano firme y mirada de vigilante para que en mi paso no cause daño a nadie.

A ti, San Cristobalito te suplico humildemente, libra a quienes me acompañan de accidentes.

Enséñame cómo debo hacer uso de mi automóvil para remedio de las necesidades ajenas.

Y alcánzame en cada viaje la bendición de Dios.

Has San Cristobalito que no me arrastre el vértigo de la velocidad y siga y termine felizmente mi camino.

Amén.

Por María Arecely Ballinas Becerra

CRISTOBALITO

¡Oh, San Cristobalito! Has que mire en el peatón a mi propio hermano y a los niños juguetones de las calles como ángeles bajados del cielo, has que evite el bocinazo a la pobre madre atolondrada en medio de la calle con un bolso en su mano y un niño en la otra.

Haz que respete el paso del inválido o del anciano en el cruce de las calles.
Haz que coopere desde el volante hacer el bien y a conseguir el remedio de los qué sufren una aflicción, una pena o una enfermedad.

Haz que el automóvil sea un medio de transporte del amor y la grandeza del Señor sobre toda la tierra, tal como fue inspirado por el Espíritu Santo para beneficio de la humanidad.
Amén.

Por Julio César Ballinas Becerra