Cómo elevar tu oración a Dios

Cómo elevar tu oración a Dios.

Elevar nuestra oración a Dios, es lo más fácil para las personas humildes de corazón y lo más difícil para las personas ricas o soberbias. Por soberbia el diablo perdió todo lo que tenía ganado como un ángel y de coraje se convirtió en el más grande enemigo de Dios. Así tenemos en la tierra a muchos enemigos de Dios, que no han tenido la humildad de aceptarse tal como son, tal como Dios quiso que fueran. Se empoderan con el dinero o fortuna que el genio del mal les da, se mandan a hacer cirugías para transformarse y ser como ellos quieren ser físicamente, como si lo físico fuera lo más importante, se llenan de lujos y su soberbia hace que humillen a los demás.

La Virgen Maria en su advocación de Guadalupe, ha revelado en varias ocasiones que los hijos que más le preocupan, son aquellos que por dinero o por soberbia se han alejado de ella, y por más que les habla ya no la escuchan, ni la voltean a ver. Le preocupan porque también son sus ovejas queridas, a las que no quiere perder de su rebaño y tampoco quiere su condenación.

Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes. El Señor es excelso, atiende al humilde, más al altivo conoce de lejos.

Sólo Dios es poderoso y sólo a los humildes les da gloria.

Dios revela sus cosas y sus deseos a los humildes a través de los sueños, para que los soberbios y los poderosos y los que se dicen saber, les de coraje.

… Por sueños, en visión nocturna, cuando el sueño cae sobre los hombres, cuando se adormece sobre el lecho, es cuando Dios revela al oído de los hombres, y les enseña su consejo. Si el sueño viene de Dios es un Medio de comunicación de Dios para sus hijos.

Los malos espíritus influyen también en los sueños para confundirnos. (Libro de Job, capítulo 33)
Mateo 2:13

… Antes de que Herodes mandara a matar a todos los niños de Belén que tuvieran la edad de Jesús para matarlo a él. Un ángel del Señor apareció en sueño a José y le dijo: levántate y toma al niño y a su madre y huye a Egipto y permanece allá hasta que yo les diga.

Los sueños de Dios se cumplen, y si no se nos cumplen no provienen de Dios.

Dios elige a los insignificantes y despreciados del mundo, de manera que nadie pueda presumir delante de él.

Por eso los humildes pueden comunicarse fácilmente con Dios y Dios con ellos, porque con su humildad y sencillez han mantenido limpia su alma y los conductos de interconexión con Dios. Sus oraciones llegan de inmediato.

Es más sabio el ignorante que el que se dice sabio, porque con su ignorancia ofende menos a Dios.
La oración a Dios tiene que pasar por varios filtros de pureza para que pueda llegar a su destino.
Por eso muchos se quejan de que Dios no los escucha, pero la culpa es nuestra, porque cuando nos alejamos de él, por el mismo abandono, los conductos de interconexión con el Padre Eterno se atrofian, se tapan y muchas veces se rompen, primero los conductos que van de nuestro cuerpo a nuestra alma y de nuestra alma a nuestro Padre Celestial.

Son doce los sentidos del ser humano: cinco extremos y siete internos. Los cinco externos son del cuerpo y los otros siente son del alma.

Los cinco sentidos son: oído, olfato, vista, gusto y tacto. Y  siete son del alma: 1.- sentido común 2.- imaginación 3.- memoria 4.- cognitiva 5.- intuición 6.- espiritualidad 7.- santidad.

Sólo Dios otorga un octavo sentido del alma: El de la sabiduría a los verdaderos guiadores de la Humanidad.
Los sentidos son los vicarios del alma y, los conductos de interconexión con Dios.

La santidad no es más que la eliminación de las toxinas del cuerpo y el alma, pero es el sentido espiritual que logra unir el alma con lo divino y hace posible que quien ama verdaderamente a Dios, sienta su presencia a través de los ojos del alma y los oídos del corazón.

El hombre sabio es el único que percibe con mayor facilidad el mensaje de Dios, porque trae una misión divina encomendada por el Señor y porque ha sabido mantener en armonía su cuerpo con el alma y el alma con Dios.

El amor, el arrepentimiento, el perdón, la paz, la espiritualidad a través de la fe, la humildad y la justicia como sinónimos de la Santidad, la solidaridad no interpretada como caridad, el resarcimiento del daño ocasionado, la gratitud y la obediencia a Dios, son los principales purificadores o limpiadores de los doce sentidos del ser humano y que este requiere para la intercomunicación de su cuerpo con el alma y de su alma con Dios
Una vez logrado lo anterior, verás que tu oración tiene más probabilidades de que llegue a su destino y que sientas la presencia de Dios en tu camino.

Julio César Ballinas Becerra

Nunca olvides que no hay más poder que la oración que no hay nada más fuerte que la fé, y no hay nada más grande que DIOS